Querido Diario:
¡Otra vez al madrugón!
Hoy nos ha cundido mucho la tarea, entre que era sólo un cerdo y con la presencia de mi padre y Manolín, como que se ha notado el “cundimiento”.
Vamos, se han quedado todos prendaícos con la eficiencia y disposición de Manolo para el trabajo, no ha parado ni un momento el angelico: acarreando piezas, lavando tripas, picando carne, trayendo leña… Tanto es así, que antes de irnos mi tío le ha regalado una salchicha y un trocico de tocino salao para agradecerle su ayuda, y mi tía le ha preparao un paquetico con media docena de mantecaos.
El Nober se ha pasado todo el día detrás de él, y Manolín, para darle juego, lo ha nombrado su ayudante y le iba mandado tareillas de hombrecito: -Tráeme ramitas chicas pa’l fuego… Ayúdame a echarle la sal…
Total, que el chiquillo, encantao, como es el único niño de la familia pues echará de menos un hermano mayor que lo guíe y como el Manolo tiene hermanos chicos pues ha sabido llevárselo de calle en dos minutos.
Papa-Antonio, un rato antes de comer, le ha convidao a un vasico de mosto y se han sentado juntos al solecico a cascar, sabe Dios de qué. Y con mi Padre también ha hecho buenas migas, y me refiero tanto a lo metafórico como a la comida, que hoy para comer han hecho unas miguicas con sebo y pancetilla que estaban suavicas’suavicas… vamos, que se colaban solicas.
-Mira que chiquillo más apañao, que os habéis traío- dice mi tía- ¿no te gusta pa’novio Conchita?
(Y dale con la burra:)
-Es sólo un amigo.
-No le digas ná, que luego se enfada- le dice mi madre.
– ¿Es que vais a ser novios?- me suelta Adora
-No seas entrometía, Adora, que ni tienen edad, ni esas cosas se preguntan pa’que no se estropeen- Le regañó mi madre.
-¿Qué no se estropee el qué? Anda que… sois tos unos cansinos siempre con lo mismo. ¡Qué aborrecimento, chiquillo! ¡Queréis deharme vivir! Manolo es sólo un amigo y punto.
-Pues el chiquillo es mu’bonico- remata mi prima.
-Y está trabajando de aprendiz de botica- remachó la piticlara de Carmelita con orgullo.
-¿Tú también, Carmelita? Mira, me voy a por agua por no escucharos más tonterías.
Ya después de la merienda preparamos todo para el viaje, cogimos también un jamón y una paletilla del año pasado (las parejas se las dejamos a ellos a cambio de que nos cuiden el cerdo del año que viene) y nos volvimos pa’Graná.
Mi tío, satisfecho con su trabajo, ha emplazado a Manolo a venir en otra ocasión, y mi madre, antes de salir, le preparó un paquetillo con una morcillica y poquico de queso de cerdo:
-Esto se lo das a tu madre de mi parte para que celebréis las fiestas con algo de alegría.
¡Pues, entre unos y otros, no veas to’lo que ha trincao de pringues el muchacho! Parece el niño’la viuda, chiquillo.
Pero, mira, me alegro por él de que haya caído en gracia y que todos hayan querido darle alguna cosica, que en su casa hace mucha faltica la comida. Y a nosotros su ayuda para acarrear con tó’lo que llevamos de tesoro matancero.