DIARIO DE UNA ALBAYZINERA 1920

Ciber-novela por entregas en formato de Diario

26 OCTUBRE DE 1920, MARTES

Narrado por la autora
MaRGaRiTa MaRíN


Querido Diario:

Ha muerto el Rey de Grecia. Y es que, a principios de mes, le mordió un mono doméstico en la pierna y la infección se le voló por todo el cuerpoñ Dicen que estos últimos días no hacía más que gritar:

-¡No puedo más. Me muero!

Una “sepsis” dice Manolín que se llama eso. Cuando una infección se te pasa a la sangre y se te infecta toíco’tó. ¡Pobre hombre!

Pues eso, que hace poco más de veinte días iba Alejandro I de Grecia paseando por sus dominios de Tatoi y un mono doméstico que pertenecía al administrador de los viñedos del palacio atacó al perro del soberano. El Rey inmediatamente intentó separar a los dos animales, cuando llegó otro mono y le mordió en la pierna y en la barriga.

Enseguida le limpiaron la herida y se la vendaron, aunque dice Manolín que el fallo estuvo en que no se la cauterizaron y que no le dieron más importancia. Pero para esa tarde, empezó a sufrir ya unas fiebres fortísimas y enfermó rápidamente. Y dice que fue cuando vino el segundo fallo galeno, que ante la rápida evolución de los síntomas, los médicos pensaron en amputarle la pierna pero ninguno quería ser el responsable de tal operación a un rey.

El joven monarca sufrió atrozmente no sólo por las fiebres sino también por el dolor y con unos diarreazos que se iba a dar la vuelta (dicho así parece poco elegante para la muerte de un rey pero es que ni los reyes se libran de la enfermedad). Cuentan que sus gritos llenaban el palacio real con su desesperación. Y hace una semana empezó ya a delirar y a llamar a su madre, la Reina Sofía.

Y ahora es cuando viene el drama humano. La Reina, al estar exiliada con el resto de la familia real, suplicó a las autoridades helenas que la dejaran entrar en el país pero Venizelos se mostró inflexible, rechazándole el gobierno griego permiso alguno para entrar. Aunque finalmente autorizaron a la Reina viuda (Olga) a acudir a Atenas a reunirse con su nieto.

Con tan mala pata que un mar agitado retrasó su viaje y llegó doce horas después de su muerte.

Ya ves ¡Tanto trajín pa’ná!

Al menos se quedará para el funeral, acompañando a su esposa Aspasia, que se celebrará mañana en la Catedral de Atenas sin más familia real que ella dos.

¡Lástima no poder verlas juntas a ver qué pasa!

Y es que en todos los sitios se cuecen habas… 

Resulta que este Rey Alejandro era el segundo hijo del Rey Constantino que junto a su hijo mayor y el resto de familia real fueron exiliados a Suiza, y los venezelistas lo pusieron ahí de títere sucediendo a su padre. Y digo títere porque estaba desprovisto de todo poder y hecho prisionero en su propio palacio.

El chiquillo, tan joven y sin experiencia alguna, va y se casa con una noble que produjo un escandalazo en la sociedad griega y en la familia real que no te cuento. Hasta tal punto que obligaron a la tal Aspasia a abandonar el país. Después de unos meses la dejaron volver junto a su marido y al poco se ha quedado viuda.

Menudo papelón tiene mañana con la abuela Olga sabiendo que ni su propia familia lo ha legitimado nunca como rey (porque su padre sigue vivo) y sabiendo que no la quieren.

Ni reyes, ni princesas, ni gabinas, la vida es como es y nadie nos libra de padecerla tal cual.

Un folletín.

 


La reina Sofía de Grecia Georgios Jakobides  (1915)
Fuente: Wikipedia

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